viernes, 13 de abril de 2012

Filmografía sobre el mundo del periodismo

Hoy vamos a iniciar este post donde pretendemos hacer una relación de algunas películas de referencia dentro del mundo de los medios de comunicación. Seguramente no estarán todas, por eso os animamos a proponer las vuestras y si os apetece incluir alguna crítica u opinión de cualquiera de ellas. Esperamos que os sea útil!

- Ciudadano Kane (1941, Orson Welles): Kane en un intento de que su periódico y él mismo vayan alcanzando más popularidad, decide empezar a publicar rumores que se hacía eco de la calle y noticias conflictivas que atacaran a importantes estamentos de la ciudad.
- Sucedió mañana (1944, René Clair): Cualquier reportero sería feliz si pudiera conocer las noticias de máximo interés para el público con un poquito de antelación con respecto al resto de sus compañeros. Y justo de este don va a gozar el ambicioso Larry, que lo obtiene de un desconocido que le advierte de su reverso tenebroso. Al principio Larry no se preocupa de ello, pero cuando se entera de una noticia tan poco halagüeña como la de su propia muerte, su perspectiva va a cambiar.
- El gran carnaval (1951, Billy Wilder): Chuck, un periodista sin escrúpulos, cree tener la noticia de su vida. Un hombre humilde ha quedado atrapado en una mina, y las entrevistas en exclusiva con él aumentan su popularidad, por su indudable interés humano. Lo malo es cuando el cinismo de Chuck le lleva a convertir aquello en un show. La mirada corrosiva de Billy Wilder se fija en esta ocasión en los "circos" mediáticos, que han ido a más desde este film profético de 1951.
- El cuarto poder (1952, Richard Brooks): Ed Hutcheson es un editor de un conocido periódico de Nueva York que está a punto de cerrar. Antes de que esto ocurra, Ed decide sacar un bombazo en la prensa. La importancia de los medios de comunicación es un tema bastante tratado en el cine, donde muchas veces, se pone en tela de juicio la profesionalidad de los periodistas.
- Historias de la radio (1955, José Luís Saenz de Heredia): Encantadora recreación de los comienzos radiofónicos en España. En ella se narran tres concursos radiofónicos enlazados por el locutor Gabriel y su prometida. La mezcla de la mecánica del programa, de los divertidos gags provocados por los concursantes y de las vida de los protagonitas, hacen del film una de las obras más paradigmáticas de la sociedad española de posguerra.
- Mientras Nueva York duerme (1956, Fritz Lang): Prensa y cine negro unidos en un título imprescindible del Hollywood de los 50. Adaptación de la novela "The Bloody Spur", de Charles Einstein, donde se narra el devenir diario del periódico "New York Sentinel". Algunos de sus miembros intentan acceder a la dirección del mismo, al tiempo que buscan pistas sobre una serie de crímenes de índole sexual que se están cometiendo en la ciudad.
- Un rostro en la multitud (1957, Elia Kazan ): Larry es un 'sin techo' que se dedica a cantar en la calle. Cuando la periodista Marcia Jeffries le descubre en una cárcel de un pueblo de Arkansas, le ficha para su programa radiofónico. Marcia es testigo del talento mediático de Larry, el cual posee un gran desparpajo y una enorme capacidad de persuasión con respecto al público, ya que se muestra tal cual es. Rápidamente es fichado por una televisión y se va convirtiendo en toda una estrella catódica, bajo el nombre artístico de Solitario Rhodes.
- Primera plana (1974, Billy Wilder): Billy Wilder, que había sido reportero durante su juventud en Viena, disecciona el mundo del periodismo. Aborda con mucho sarcasmo, pero con suma elegancia y diálogos irrepetibles, temas que siguen en voga, como la ética profesional, la injusticia y el juego sucio en el mundo de la política. 
- Network. Un mundo implacable (1976, Sidney Lumet): Radiografía putrefacta del mundo televisivo: los escrúpulos no existen. Un veterano presentador de televisión va a ser sustituido por disminuir sus niveles de audiencia, pero avisa de que antes de verse en la calle se suicidará ante las cámaras. Mientras los telespectadores esperan, sus compañeros intentarán sacar tajada. Sidney Lumet hace un destructivo e implacable retrato del mundo sin agallas que campea por los platós televisivos. 
- Todos los hombres del presidente (1976, Alan J Pakula): En 1972, la policía detuvo a unos ladrones en el Hotel Watergate, sede del partido demócrata, en pleno proceso electoral. Carl Bernstein y Bob Woodward, periodistas del Washington Post, investigan lo ocurrido. Lo que en principio parece un asunto irrelevante, podría implicar al mismísimo presidente Nixon. Los periodistas cuentan con la colaboración de un misterioso confidente, al que apodan Garganta Profunda. 
- Los gritos del silencio (1984, Roland Joffé): Historia real de periodistas, con los horrores de la guerra de Camboya. El reportero Sydney Schanberg, del New York Times, contaba con la ayuda de un fotógrafo local, Dith Pran. Cuando ambos van a ser evacuados, Pran se quedará en tierra, de modo que va a ser testigo de primera fila de las atrocidades de los jémeres rojos. 
- Al filo de la noticia (1987 James L. Brooks): Tom, un locutor de deportes, se incorpora a la redacción de informativos de una cadena de Washington, cuya directora es Jane, una neurótica mujer, obsesionada con controlar todo lo que sucede en torno a ella. El cineasta James L. Brooks, responsable de Mejor... imposible, disecciona los entresijos del mundo del periodismo televisivo, donde se trabaja siempre contra el reloj. 
- El reportero de la calle 42 (1987, Jerry Schatzberg): Jonathan es un periodista lleno de ambición que persigue un artículo que lo aúpe en su trabajo. Así, le contará a su editor que puede entrevistar a un importante criminal de Times Square. En realidad Jonathan no conoce a nadie y se inventará una historia, lo cual tendrá consecuencias peligrosas. Elaborado thriller dramático en torno al mundo del periodismo, que pone el dedo en la llaga respecto al hasta dónde pueden llegar las historias, y a la responsabilidad que subyace en ello.
- The Paper. Detrás de la noticia (1994, Ron Howard): Interesante y audaz película que indaga con atrevimiento en la ética de la profesión periodística. Narra 24 horas en un periódico sensacionalista llamado "New York Sun". Hay de todo en un día de ese diario, pero sobre todo mucha prisa, horarios extenuantes, enfados, decisiones inamovibles y, cómo no, una gran disparidad de criterios. Todo comienza cuando el periódico descubre la verdad sobre una historia: dos chicos inocentes son acusados de asesinato. En una carrera contrarreloj deberán decidir qué harán con la noticia. 
- Mad City (1997, Costa-Gravas): El infeliz guardia jurado de un museo comete el torpe secuestro de un grupo de niños de visita en el museo. La casual presencia en el interior de Max Brackett, reportero en horas bajas, convierte el desgraciado suceso en espectáculo informativo. Ácida crítica la que ofrece el film hacia la telebasura o la información a cualquier precio, y el morbo.
- Territorio Comanche (1997, Gerardo Herrero): Territorio Comanche es la historia de Laura, una joven periodista de éxito, que viaja a Sarajevo durante el cerco al que se vio sometida la ciudad en la reciente guerra de Bosnia. Allí conoce a Mikel, un reportero experimentado de firmas convicciones y José, su cámara, que a través de su obsesión por grabar la voladura de un puente, trata de superar la dureza del día a día en una ciudad devastada por la guerra. 
- Ejecución inminente (1999, Clint Eastwood): A Steve, periodista problemático pero "con olfato", le cae sin buscarla la última entrevista que concederá un condenado a muerte. A medida que conoce los detalles que significaron para Frank la condena a la pena capital, crece su convicción de que se ha cometido una monumental injusticia. De modo que, en una carrera contra el reloj, busca las pruebas que demuestren su inocencia. 
- El dilema (1999, Michael Mann): Jeffrey Wigand es jefe del departamento de investigación y desarrollo de Brown & Williamson, una importante empresa tabaquera. Como resultado de sus estudios entrega un informe que demuestra que la nicotina produce adicción. A partir de ese momento el informe desaparece de la empresa, y cuando Jeffrey revela su contenido a Lowell Bergman, célebre periodista del programa televisivo 60 minutes, su vida se convierte en un infierno, donde no faltan las amenazas. 
- El americano impasible (2002, Phillip Noyce ): Thomas Fowler es un periodista británico, destacado en la Indochina francesa de los años 50. Los americanos envían a Alden Payle, bajo la identidad de un médico en misión humanitaria, con el objetivo de que espíe a las tropas de Ho Chi Minh. 
- El precio de la verdad (2003; Billy Ray): Stephen Glass es un periodista de la prestigiosa revista norteamericana The New Republic. Sus artículos demuestran que es un reportero de raza, con un sexto sentido para extraer la noticia a pie de calle. Su artículo "El paraíso del Hacker" causa un escándalo en el diario cuando un periódico de la competencia le acusa de mentiroso y Chuck Lane -un compañero recién ascendido a director- se ve en la tesitura de confiar en la honradez de Glass o perder el apoyo de todo su equipo. 
- Buenas noches, y buena suerte (2005, George Clooney): Edward Murrow, pionero de la televisión, es director y presentador del programa 'See it Now', de la cadena CBS. Murrow se atreve a cuestionar la política del senador Joseph McCarthy en relación a las supuestas actividades antiamericanas. Clooney denuncia el abuso de poder y homenajea al medio televisivo, que se usa habitualmente para entretener -casi narcotizar- con productos de evasión, pero que si se usa bien puede servir para garantizar la libertad de los ciudadanos. 
- Leones por corderos (2007, Robert Redford): Janine, una veterana periodista televisiva, ha sido requerida para una entrevista en exclusiva por Jasper, un senador republicano con aspiraciones presidenciales. En la conversación a solas le explica la nueva estrategia contra el terrorismo en Afganistán e Irak que está impulsando. Redford retrata a los medios de comunicación como empresas que, preocupadas por su audiencia, han abandonado su papel de control del gobierno, siendo un elemento más en la correa de transmisión de sus mensajes.

martes, 3 de abril de 2012

Señor Periodista, se ha equivocado!


A día de hoy, aún existe una resistencia generalizada en las direcciones de muchas empresas a la hora de comunicar e informar a los medios de comunicación. Todavía persiste la idea de que salir a la escena pública implica más riesgos que beneficios para la imagen corporativa de una firma. Esto se produce especialmente en las medianas y pequeñas empresas que en ocasiones no cuentan con una política de comunicación estudiada y de carácter estratégico. De este desconocimiento surge la idea de que el periodista es un posible enemigo que va a buscar la información más dañina para nosotros. Por ello, muchas veces la dirección se muestre inaccesible a los medios de comunicación y poco receptiva a sus demandas.


 'Este artículo no refleja la realidad', 'las cosas no son como él las explica', 'el periodista se ha equivocado', "se lo ha inventado", ... y acto seguido portavoces y directivos se muestran distantes, escuetos y hasta altivos en algunos casos.

Muchos periodistas tenemos la "mala costumbre" de intentar ser independientes y reflejar lo que ven nuestros ojos. Aún así, el escenario informativo actual no es fácil. Pocos medios y mucho trabajo, condiciones precarias y presiones de los diferentes grupos mediático que pagan las nóminas a final de mes. En muchas ocasiones, el periodista va a buscar la noticia cargando con el peso de unas directrices marcadas desde su redacción. 




Aprender a señalar un error en comunicación

Partimos pues de un escenario que dificulta la independencia profesional.  Aún así, generalmente un periodista trabaja para reflejar la realidad de la manera más contrastada posible. Sin embargo, hay que aceptarlo:  puede equivocarse!! Cómo en cualquier profesión existen errores humanos fruto de una falta de atención, pero también existen malos periodistas que no realizan con profesionalidad su labor.


Llegado a este punto, debemos saber gestionar esta situación, en ocasiones muy delicada. En las mejores de las veces,  será el responsable de prensa el encargado de gestionar de la manera más adecuada esta negociación cuyo objetivo es resarcir nuestra imagen ante una información incorrecta. Acostumbra a ser mucho más fácil esta conversación entre colegas de profesión dado que la relación es más fluída, y se tiende a utilizar un tono más cercano y menos violento que si la conversación se produce entre un directivo y un periodista. Aún así, sea quién sea quién aborde esta situación, debería tener en cuenta unas premisas antes de echar la caballería por encima del periodista:



1. El periodista no está contratado por nuestra empresa por lo que no podemos pretender que la información que él ofrece sea igual a nuestras notas de prensa. Debemos aceptar otros puntos de vista aunque no nos agraden.

2. Sí podemos exigir veracidad en la información publicada o emitida. Es el deber de un buen profesional. Podemos comentarle a un peridista que su información refleja un dato erróneo, que se trata de una fuente no autorizada o que quizás su información no tiene en cuenta un punto de vista importante según nuestro criterio siempre y cuando se realice con educación y razonando abiertamente los motivos. 

3. Es importante ofrecer una actitud de transparencia y de colaboración. Resaltar que nosotros podemos ofrecerle esta información que no ha contemplado para próximas ocasiones. Poniendo dificultades a su labor no conseguiremos nada más que desconfianza a nuestro alrededor.


4. Por lo que se refiere a prensa, los periodistas intentan evitar las 'fe de erratas' dado que es un reconocimiento público de que han cometido un error. Además,  ésta nota aclaratoria acostumbra a pasar inadvertida para el mayor número de lectores. De ahí, que sea más inteligente intentar negociar una nueva noticia, entrevista o reportaje donde además de la información correcta se aporte información novedosa facilitada por nuestra empresa o entidad. 


En definitiva, podemos exigir 'veracidad' y 'profesionalidad' si nuestra imagen ha sido dañada por alguna información incorrecta pero de nada sirve una actitud agria o irrespetuosa en esta negociación. Asimismo, nadie debería dudar los beneficios de trabajar en pro de la comunicación. Se trata de una herramienta indispensable para explicar nuestro valor y nuestra labor. 


Cristina García
www.suigeneriscomunicacion.com  








lunes, 2 de abril de 2012

La Responsabilidad Social Corporativa de la prensa en tiempos de crisis

Navegando por la red a veces se encuentran excelentes documentos de trabajo como el que os presentamos a continuación. Se trata de un estudio realizado por el periodista Humberto Salerno y que se enmarca en la Cátedra MANGO de RSC-ESCI. En él se analiza, entre otros aspectos, cómo la crisis está afectando a las estructuras de los medios de comunicación y a la pérdida de los valores periodísticos.

El informe destaca como las redes sociales se han convertido en fuentes de información muchas veces sin contrastar e incluso los blogs han suplantado el ejercicio del periodismo sin ningún tipo de filtro de veracidad. Asimismo, afirma que conceptos como la objetividad, la reputación o la credibilidad se han desvanecido progresivamente hasta alcanzar un punto alarmante.

El estudio realiza un diagnóstico de la prensa en el contexto de la crisis económica y de la reestructuración de los medios de comunicación. En este sentido concluye, entre otros aspectos, que los periodistas deben optar por la personalización y exclusividad de los contenidos, así como por la contextualización precisa de la información.



domingo, 1 de abril de 2012

LA COMUNICACIÓN DE RIESGO, o cómo jugarnos nuestro prestigio

La comunicación de riesgo es un concepto sobre el que muchas empresas u organizaciones no han reflexionado lo suficiente. La palabra riesgo proviene del italiano risicio o rischio y hace referencia a la proximidad de un posible daño, en este caso, hablamos de un daño en términos de imagen y reputación social corporativa. 


Un plan o estrategia que contemple la comunicación de riesgo en coherencia con los objetivos y valores de una marca, entidad o persona puede evitar que nos lamentemos de las consecuencias de una mala gestión. En ocasiones, invertir en la gestión de la comunicación cuando todavía el globo no ha estallado puede parecer un gasto suntuoso ante la esperanza de que la crisis no se desate o pase desapercibida finalmente. Sin embargo, una vez la crisis ha estallado trabajar en pro de la imagen es mucho más complicado y siempre existe la posibilidad de que la imagen quede dañada. 

Actualmente, las crisis de muchas empresas u organizaciones se desatan en las redes sociales por ello hay que saber cómo actuar y gestionarlas tanto previamente, si existe la posibilidad, como durante y posteriormente a la crisis, si no se ha podido evitar. La particularidad de las redes sociales es que todavía prevalece más la inmediatez en la respuesta y los mensajes directos con nuestra audiencia.

Es fundamental entre otros aspectos, analizar los pros y contras de la situación. No improvisar ni actuar por impulsividad, dado que una vez emitimos una respuesta a nuestra audiencia no debemos ni podemos hacer desaparecer las opiniones que se desaten ya sea en las redes sociales como en los medios tradicionales de comunicación.

Transparencia, seguridad y humildad

Tras analizar los pros y los contras, es importante crear una estrategia de actuación que por supuesto debe incluir un sólido argumentario donde incluiremos sin temor los aspectos más controvertidos o peliagudos de la situación. La transparencia, la seguridad  y a su vez la humildad son valores necesarios que deben aplicarse en dicha estrategia. Una empresa, firma o entidad no puede permitirse el lujo de descalificar o menospreciar las opiniones de su audiencia. Les debe una transparencia en las explicaciones que se le soliciten y a su vez seguridad en las decisiones que se están tomando. 

Dejando a un lado la impulsividad y la improvisación

La comunicación de riesgo no es fruto de la improvisación sino que debe estar incluída en los planes de comunicación de cualquier empresa que tenga una mínima visibilidad. A pesar de todo, si la crisis llega a desatarse, siempre quedará minimizado su impacto con este trabajo previo y entonces entrará en juego la comunicación de crisis. Ante las amenazas y en plena crisis es cuando la comunicación alcanza su máximo valor como intangible que repercutirá directamente en nuestras ventas/clientes y en nuestro prestigio.

Cristina García
Sui Generis Comunicación