miércoles, 23 de junio de 2010

Cómo gestionar la reputación social

Marshall Goldsmith, experto en desarrollo profesional y formación para directivos, nos explica en la revista Harvard Deusto Busines Review la reputación no se conforma de un día para otro. Del mismo modo que un único acontecimiento no puede configurar su reputación, un único gesto correctivo tampoco puede reformarla. Es necesaria una secuencia de acciones coherentes y similares para empezar el proceso de reconstrucción.

La reputación es lo que obtenemos cuando sumamos lo que somos y lo que hemos hecho y arrojamos el resultado de esta suma al mundo para ver cómo responden los demás. Nuestra reputación es el reconocimiento –o el rechazo– de nuestra identidad y nuestros logros. No podemos crear nuestra reputación nosotros solos: el resto del mundo, por definición, siempre tiene algo que decir al respecto. Puede que no tengamos idea de lo que otros dicen de nosotros a nuestras espaldas y, por tanto, no tengamos oportunidad de corregir las o de modificar nuestros comportamientos. No contamos con la suficiente información para hacer mucho sobre nuestra reputación, de modo que la ignoramos.

Explica Marshall que cuando prepara a un directivo, lo primero que hace es llevar a cabo un ejercicio de feedback de 360 grados sobre su conducta en el puesto de trabajo; en algunos casos, se trata de la primera ocasión en la que el directivo ha sido “evaluado” por personas en niveles inferiores al suyo. En algunos casos, afirma, “buena parte de lo que descubro resulta ser una novedad para el directivo, que expresará una sorpresa absoluta. Uno de los impulsos más negativos entre las personas de éxito es la abrumadora necesidad de demostrar lo inteligentes que somos. La necesidad de ser la persona más inteligente de la sala puede llevar a una conducta increíblemente estúpida.

La mayoría de nosotros separamos el carácter de la reputación. Definimos nuestro carácter como “lo que realmente somos” y nuestra reputación como “lo que los demás creen que somos”. Las reputaciones se forman mediante una secuencia de acciones que se parecen unas a las otras. Cuando los demás ven un patrón, empiezan a crear nuestra reputación. Pero actualmente, según Marshall, estamos demasiado ocupados avanzando, afrontando los desafíos inmediatos, como para volver atrás en busca de patrones que son tan obvios para los demás.

Finalmente, sugiere Marshall que para cambiar nuestra reputación lo fundamental es tener una actuación continuada que genere confianza.

FUENTE: Sui Generis Comunicacion