La primera vez que un teatro adoptaba el nombre de una marca como parte de una estrategia publicitaria sucedió en 2005, cuando la empresa de telefonía móvil Movistar acordaba con el Teatro Rialto (Gran Vía 54) su nuevo nombre que con coincidiría con el estreno del musical Hoy no me puedo levantar. Tras la aceptación de los productores del musical, el centro pasaría a llamarse Teatro Movistar durante dos años, el tiempo que estimaron duraría la obra.
FUENTE: EXPANSION
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